OS INVITO A PARTICIPAR Y HACER LOS EJERCICIOS CONMIGO. SI ME LOS MANDÁIS EN COMENTARIO O POR EMAIL, LOS PUBLICARÉ AQUÍ Y PODREMOS APRENDER JUNTOS...
He leído propuestas de este ejercicio en infinidad de lugares. De hecho era una de mis herramientas en las clases de teatro para desarrollar la imaginación y la capacidad de improvisación de mis alumnos-actores.
He leído propuestas de este ejercicio en infinidad de lugares. De hecho era una de mis herramientas en las clases de teatro para desarrollar la imaginación y la capacidad de improvisación de mis alumnos-actores.
Creo que aplicarla a la creación literaria puede ser útil al comienzo, como un recurso o una excusa para que se lancen a escribir, que al fin y al cabo es de lo que se trata en un taller: que los que lo hacen, escriban.
Pues desde este punto de partida propongo hoy este ejercicio.
Romper el hielo es el objetivo. |
El Sr. Benavides aplica este ejercicio a la creación de una historia real o irreal y hace una reflexión sobre la subjetividad el autor cuando escribe una historia con su propias palabras. Yo no voy a entrar en ese tema aún, porque no estoy preparado para ello y porque no quiero plagiar nada. Y simplemente voy a proponer un ejercicio para romper el hielo. creo que sería una buena forma de concluir la primera sesión del taller literario dónde habríamos presentado brevemente los objetivos del mismo, el programa, la dinámica del curso, las direcciones de correo, el blog y todos los aspectos relativos al funcionamiento del mismo.
Las palabras seleccionadas no deben alterarse en género ni en número, ni en orden, tratando de dejar un mínimo de dos o tres lineas entre la aparición de las mismas.
La selección de las palabras corre a cuenta del profesor como primera opción (de carácter histórico tal vez) o puede proponerse al alumnos que le pregunte una palabra a nueve personas distintas y con ellas hacer el relato. El inconveniente es que no se podrá comprobar que lo haya preguntado antes o haya hecho primero el trabajo y luego diga que lo ha preguntado cuando en realidad no es así. Ya se sabe que los estudiantes son por naturaleza pícaros en estos aspectos ¿Quién no ha sido escolar antes que escritor?
Yo he preguntado nueve palabras a mi mujer y mis hijos: DAME; TIBURÓN; AMOR; HOLA; ESTADOS UNIDOS; CORAZÓN; PAJARITO; MAR MEDITERRÁNEO; BEBÉ JAUME.
Éste es el resultado de mi propio ejercicio:
TIB EL TIBURONCETE
- ¡Dame algo!
- No me queda más dinero hija.
- Jooooooooooo! Pues yo quiero un juguete. Es injusto que él tenga dos y yo sólo uno.
- Ya, pero el tuyo es un tiburón chulísimo que vale más que los dos regalos del tete.
- Jooooooo! Pero es que… Joooooo!
Me mira con esa cara llena de lágrimas, como si la estuviera condenando a la más dura de las penas, por no poder tener ese juguete. Y comienza la discusión entre el demonio del hombro izquierdo y el angelito del derecho (o al revés para no herir suspicacias):
- Total son 15 euros más y la tengo contenta.
- Sí pero, si le doy todos los caprichos no aprenderá a valorar lo que cuestan las cosas y que no siempre se puede tener lo que se quiere.
- Ya pero va a estar todo el día de morros conmigo y para un día que podemos estar juntos y tranquilos no quiero mosqueos…
Piensas que tratas de darle todo el amor del que dispones y todo lo material que puedes para demostrarle que eres un buen "papi" y quieres que élla sea feliz, pero... ¿Dónde está el límite?
- Hola. ¿Te puedes cobrar sólo este tiburón? Venga Andrea deja la Monster en la estantería. Has dicho que preferías el tiburón.
Y el alma de escritor y contador de historias que una lleva dentro le lleva a imaginar que con un juguete y un poco de imaginación, conseguirás convencer a tu hija que lo que no se consigue con dinero, se puede alcanzar con la imaginación.
- Mira cariño, vamos a jugar con el tiburón. Es "superchulo" ¿Quieres que Papá juegue contigo? ¿Sí? Mira te contaré una historia…
Érase una vez en un país de América que se llama Estados Unidos que vivía un tiburón bebé cerca de la costa de un lugar llamado Florida, en las cálidas aguas del mar Caribe.
Tib, que así se llamaba nuestro "tiburoncete" iba con su mamá a todas partes y élla le enseñaba a cazar y a saber con qué pez se puede uno poner en plan tiburón hambriento, con cuál no meterse y a quién ignorar por su falta de sabor y vitaminas. Lo que hacen todas las madres del mundo de buen corazón con sus crías.
Tib, que así se llamaba nuestro "tiburoncete" iba con su mamá a todas partes y élla le enseñaba a cazar y a saber con qué pez se puede uno poner en plan tiburón hambriento, con cuál no meterse y a quién ignorar por su falta de sabor y vitaminas. Lo que hacen todas las madres del mundo de buen corazón con sus crías.
- Papi ¿los tiburones se comen a todos los animales?
- A todos no hija. Sólo los que hay en el agua, los peces, porque los tiburones no pueden vivir fuera del mar.
- Entonces ¿no se comería a nuestro pajarito Pichi?
- No hija no. A no ser que Pichi se escapara y fuera volando hasta el mar y allí se cayera al agua y entonces se lo comiera Tib… Pero eso es muy difícil porque Tib vive en el mar Caribe que está muy lejos y nosotros en el mar Mediterráneo.
- Papá ¿puedo jugar con Jaume?
- ¿Ya te has cansado del tiburón?
- No, pero ya no me apetece jugar más con él. Luego. ¿Puedo despertar al bebé Jaume y jugar con él?
Y el tiburoncete Tib, el pajarito Pichi, el mar Caribe o el Mediterráneo, vuelven al rincón oscuro donde habitaban en mi imaginación, para volver otro día o no retornar jamás. Una vez más la realidad gana la partida a la irrealidad de las historias para niños.
TXEMA GIL
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