Después de las primeras tres sesiones en el que objetivo fundamental era romper el hielo, superar el trauma del papel en blanco y donde os propuse una serie de ejercicios para practicar de una forma más genérica diferentes aspectos, especialmente la inspiración y la descripción de espacios y personas, vamos a afrontar ahora un minibloque de tres sesiones más o menos en el que trabajaremos aspectos relacionados con la forma de narrar una historia.
Vamos a buscar hoy la mejor voz. No no os asustéis que esto no es Tele 5 ni vais a tener que cantar. Me refiero a la voz narrativa. Es muy importante escoger adecuadamente quién nos cuenta la historia, quién será el narrador. Ya sabéis que hay tres personas o tres modalidades (la primera, segunda y tercera persona del singular -el yo, tú él de toda la vida-)
A menudo surge de forma espontanea la voz adecuada cuando se nos ocurre algo que escribir, pero cuándo escribimos de una forma más habitual, debemos de buscar la voz apropiada para lo que queremos contar. Todas las historias suelen funcionar mucho mejor de una forma o de otra. es muy importante pues realizar una elección adecuada.
Y también hemos de tener en cuenta, para usar el enfoque y el lenguaje adecuado, si el que cuenta la historia es un niño, una mujer, un adolescente, un anciano, un universitario o un habitante de los bajos fondos por poner sólo algunos ejemplos. Pero esto ya lo trabajaremos más adelante.
El narrador puede estar dentro de la historia o fuera de nuestra historia o las dos cosas a la vez. Me explicaré mejor con un ejemplo:
En el fragor de la batalla no era consciente de lo que en realidad ocurría a mi alrededor. La sangre resbalaba por mi espada y no dejaban de aparecer nuevos enemigos a los que enfrentarme, no había respiro, no había descanso, no había un mañana. Era ese momento, el instante sublime en el que morir o matar. Cintaba, atacaba, sesgaba, retrocedía, avanzaba: sobrevivía.
En cambio, a mi lado mis compañeros seguían cayendo. Por el rabilo del ojo vi caer a Lucio. Él que tenía cuatro hijos y que se había visto obligado a defender a su patria ante el ataque de los enemigos, él que era un buen hombre y qué jamás había hecho otra cosa que cumplir con sus obligaciones, amar a su esposa y criar a sus hijos. Él moría, yo vivía. ¿Por cuánto tiempo más?
En esta microhistoria que me acabo de inventar vemos como se alternan dos voces narrativas, la primera y la tercera y esa es una ventaja para el que narra una historia en primera persona. Se puede convertir en protagonista de la trama y al mismo tiempo puede ser un observador de la realidad que pasa a su alrededor narrándola en tercera persona.
Otro ejemplo, el más habitual y el que más juego suele dar, es el narrador omniscente, es decir, el que narra la historia en tercera persona. Un pequeño ejemplo:
Francisco salió de su casa y comenzó a caminar. Sus pasos le condujeron hasta el parque dónde trataba todas las mañanas de encontrarse de manera "accidental" con Élla. La misma chica, la misma hora, el mismo paseo, el mismo perro. A pesar de haber pasado seis meses observándola, no sabía nada de ella. Sólo sabía que le gustaba mucho, que su vida giraba en torno a aquel minuto en el que poder verla pasar. Los abuelos daban de comer a las palomas en los bancos sin prisa alguna, las madres acompañaban a los niños a los columpios, muchos corredores aprovechaban el aire limpio del parque para hacer footing. El mundo giraba, y sólo se detenía cuando aparecía Élla.
En este otro ejemplo, el narrador lo sabe todo, es una especie de Dios que crea su mundo, que conoce todos los secretos de sus personajes, que pueda entrar y salir de la mente de caulquiera de sus personajes, que puede crear el paisaje y parque como quiera, puede detenerse o avanzar, ponerse en el lugar de uno o de otro. Es todo poderoso, es omniscente. Es como una cámara o una voz en off que habla o calla lo que quiere.
Y después está la segunda persona, la más ambigua, la más dificil para mi. Un ejemplo:
Te detienes frente al escaparate y observas el interior. Miras a derecha e izquierda tratando de encontrarla. No le ves y pataleas el suelo nerviosa. Estás empezando a desesperarte, sudas a pesar de que estamos en enero y hace un frío de mil demonios, pero los nervios te traicionan. Será hoy o nunca, acabarás con este asunto o sucumbirás en las redes de la locura. Conseguirás aquel microchip o la CIA acabará contigo más pronto o más tarde.
Este es un narrador ambiguo. No sabemos nada de él, no nos da pistas. No sabemos si es testigo de los hechos o está fuera como narrador omniscente. ¿Quién es esa voz que interpela a nuestro protagonista? ¿es parte de la historia? ¿Es bueno O es malo? ¿Interviene o no? Es muy misterioso y se le puede sacar mucho partido en relatos breves.
PROPUESTA DE TRABAJO
Perdonadme si hoy me he extendido en exceso, pero era necesario. Hoy vamos a continuar una historia que os voy a proponer a continuación y que narraré en tercera persona, pero cambiando a la primera.
Francisco acabó de trabajar un poco más pronto de lo normal y arrastrando sus pasos llegó a casa. Casi ningún cliente había aparecido hoy en el local y el jefe decidió cerrar. Ahorrar un poco de luz y descansar no vendría mal. Al día siguiente sería viernes y el fin de semana siempre era mejor para el negocio.
Abrió la puerta silenciosamente, era medianoche y su mujer debería estar durmiendo ya. Le extraño el sonido de voces y los murmullos que provenían de la habitación. Enfiló el pasillo y se dirigió hacia el tenue resplandor.
Continuad la historia de Francisco en primera persona. Echadle imaginación. Ánimo.