Hoy trabajaremos la segunda persona, un género directo y complicado. Se suele hacer pesado si se mantiene durante mucho tiempo, pues el lector se siente interpelado continuamente, pero que la mismo tiempo le suele dar mucho dinamismo a un relato. hay autores que lo combinan en momentos concretos, pero es un arte difícil de dominar. nosotros vamos a hacer una pequeña práctica, y así practicamos con un recurso más que podemos utilizar en cualquier momento de un relato o por qué no, atrevernos a hacer un relato completo en segunda persona.
-------------------------------------------------------- (Aquí va la teoría)
(sacado del blog http://www.literautas.com/es/)
Rara vez nos encontramos con un texto de ficción narrado en segunda
persona (dirigido a ti o a vosotros), pero sí existen algunos casos.
Este tipo de narrador se usa mucho, por ejemplo, en los blogs.
También se puede usar en el género epistolar y muchas veces nos
encontramos con cartas dentro de una novela o una historia mayor que
están escritas así. Sin embargo, estos no son casos de narradores en
segunda persona que quiero tratar aquí, sino un narrador en segunda
persona algo más complicado, que va más allá y se dirigir directamente
al lector.
En “Si una noche de invierno un viajero”, de Ítalo Calvino, el narrador en segunda persona actúa a modo de un máster de juego de rol, intentando que el lector se identifique con el personaje principal y se meta, a través de la imaginación, en su propia piel.
Otra obra mucho más reciente que nos muestra un caso de narrador en segunda persona es “Diario de invierno”, de Paul Auster.
En esta biografía novelada Auster se dirige al lector en segunda
persona contando su propia historia, ya que la idea que pretende que se
desprenda del libro es que sus emociones y vivencias son cotidianas,
normales, y podrían ser las de cualquier otro. De esta forma, a través
del narrador en segunda persona, el autor logra el curioso efecto de que
el lector viva la vida de el escritor como si le hubiese sucedido a él.
Como muestra, aquí os dejo el inicio de Diario de Invierno:
“Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quien jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro”.
El lector es el protagonista:
El narrador tiene que conseguir el efecto de que los acontecimientos de la historia los protagoniza directamente el lector.
Describe e intuye:
La carga psicológica al escribir con este tipo de narrador es muy
importante. Como si de un buen máster de rol se tratase, el narrador
tiene que describir bien lo que ocurre para que el lector se visualice a
sí mismo en medio de la escena. Además, ha de intuir las reacciones del
lector para poder adaptarse a sus emociones y pensamientos. De otra
manera, el lector se sentirá estafado. Esto es, si quieres que se
emocione, el narrador tendrá que lograr que el lector se emocione a
través de la descripción y de los acontecimientos. De poco servirá que
le digas: “Ahora estás emocionado” si no logras que llegue a ese punto
por su propio pie.
La ambientación es fundamental:
Precisamente para lograr que el lector se emocione o se divierta, que
viva la historia como propia y entre en el juego, la clave estará en la
ambientación. Tienes que crear una atmósfera real (que no
necesariamente realista) y con el peso suficiente como para envolver con
ella al lector.
El tiempo es el presente:
El lector no tiene realmente los recuerdos que intentas generarle, no
ha vivido esas experiencias, sino que las está viviendo en tiempo
presente. Por eso es importante que uses los verbos en presente para
dirigirte a él, como si de un guión se tratase. El lector es el actor
que interpreta el papel que tú has creado.
De cualquier forma, piénsatelo bien antes de ponerte a escribir un
texto en segunda persona. Tiene que ser algo muy específico que de
verdad lo requiera y además hay que saber hacerlo bien, porque si no es
muy posible que los lectores se sientan confusos con este narrador.
Propuesta de trabajo
A partir de la siguiente imagen redacta un relato en segunda persona mínimos de 200 palabras (más o menos un folio y medio en un word.
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